Dentro del mundo de la cosmética, una de las cosas que me parecen más femeninas ( quizá junto a las barras de labios) es el perfume, las fragancias. Una sola gota puede transformar un día gris en otro lleno de color y alegria. Soy de las que piensan y creen que los aromas influyen mucho en la personalidad y en el estado de ánimo de la persona.
Desde hace ya siglos y milenios, las fragancias forman parte de la vida cotidiana del hombre y de la mujer; aunque es verdad, que en la Antigüedad los perfumes estaban reservados a las clases altas, más tarde se extenderían a todas las clases sociales.
Tengo una buena colección de fragancias. Desde siempre me han atraido pero no fue hasta hace unos años en que decidí comprarme mi primer frasco de perfume " serio" ¿ cuál fue? Flower de Kenzo. Una de mis fragancias favoritas a la que siguieron muchas más hasta llegar a la última, mi autoregalo de Navidad: J'Adore de Dior.
En este apartado, voy a ir hablando de ellas. Para mí un perfume o fragancia no se queda sólo en un frasco bonito o en un aroma, no: Ha de transmitirme algo. Si un perfume, por muy obra de arte que sea su frasco no me comunica ni transmite ninguna sensación no lo adquiero. El perfume debe hablarme. Es un poco extraño y difícil de entender pero es así. Las notas que lo forman deben ser algo más que un conjunto de esencias. ¿No creeis ?
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